¿Y cómo te atreves a decirme que nunca me
puse en tu lugar?
Tu dolor vive en cada esquina de mi alma, y me ataca al
no escuchar tu voz en las mañanas, nadie entiende tanto como yo. Tu dolor que
sale de tu cuerpo y me acompaña, me quiere recordar que hasta tu sombra me hace falta.
¡No vuelvas a decir que estoy mejor!